Diario El Mercurio, en su Revista del Domingo, destaca a Parque El Trapiche como un hermoso destino para visitar en la Región Metropolitana

A continuación dejamos la nota para que la puedas leer:

Revisa del Domingo, Diario El Mercurio

Santiago, 29 de diciembre 2024.

 

Este destino parte con un consejo: levántese bien temprano, conduzca 40 minutos (si está en Santiago) hacia el suroeste, tomando el Camino a Melipilla y luego una de las rutas interiores de Peñaflor. Específicamente, el camino El Guanaco. Allí encontrará el Parque El Trapiche, de la Reserva Natural Municipal de Peñaflor, donde puede dejar el auto para partir en busca de un espejo de agua que se forma en la zona oriente de esta área protegida. Es la joya de todoesto: Curamapu, un humedal que aloja más de 40 especies nativas, y donde puede observar patos jergones, garzas grandes o coipos, en un entorno cubierto por totora, juncos y colas de zorro. Otro consejo: si llega temprano, es más probable que vea varias de estas especies y, con algo de suerte, hasta puede fotografiar más de alguna. Pero no es todo.

Trapiche tiene 22 hectáreas en la orilla del río Mapocho. “Si recorres los senderos que van desde este espejo de agua al oriente, podrás llegar a unos increíbles pozones naturales que se forman en la zona. Aquí el agua proviene de napas subterráneas, del estero Aguas Frías e indirectamene del río Mapocho. Todas estas fuentes alimentan un rico ecosistema”, explicó Rodrigo

Cornejo, alcalde de la comuna, peñaflorino de toda la vida y quien me guio por el mirador del parque. “Para hacer estos senderos, los visitantes solo deben acercarse a los cuidadores. Ellos les Mapi indicarán el camino y también les entregarán una guía sobre las especies nativas que habitan este lugar”, añadió.

Al mediodía, el Trapiche lucía toda su arboleda, ideal para refrescar este día, uno de esos que rompen récords de temperatura en este verano. Al dejar el espejo de agua, a unos metros se podía ver la ruca del machi Néstor Robledo Kunaiché, líder de la comunidad mapuche urbana Meli Witrán Mapu, donde se puede aprender algo sobre la cultura y forma de vida de este pueblo.

“Nuestra comunidad proviene de Carahue. Habíamos muchos mapuches del sur en esta zona, hasta que un día nos organizamos para vivir nuestras tradiciones aquí. Con el tiempo nos adjudicamos este terreno y ahora acá sanamos enfermos y mostramos nuestra cultura. Prontamente abriremos una granja educativa, baños medicinales, medicina mapuche, un restaurante de cocina originaria y más”, dijo Néstor, mientras alpacas, patos y gallinas paseaban por el patio. Más allá de la comunidad, se puede llegar hasta una zona de pícnic, que se encuentra prácticamente al final del parque, y donde ahora nos topamos con algunas personas que compartían un asado bajo la imprescindible sombra de los árboles. El ambiente era claramente familiar, y se combinaba con la gente que aparecía por el camino: ciclistas, corredores, los que sacaban a pasear a sus perros y los niños que jugaban fútbol en alguna de las canchas del lugar. El parque tiene además una gran feria en la entrada, donde los artesanos locales vienen a vender sus trabajos hechos en madera o cuero, sus plantas y otros productos que vale la pena detenerse a mirar. Y a comprar.

Hay también en El Trapiche una medialuna que se usa para eventos culturales, tiene varios foodtrucks donde hoy se pueden probar cervezas artesanales, churros, pizzas o dulces, y donde algunos particulares ofrecen actividades con sus caballos, hay juegos de feria y, a veces, en eventos especiales (como el 18 de septiembre) se encuentran hasta kayaks en las aguas cercanas.

La historia del Parque Trapiche es antigua, dicen aquí. Se remontaría a la década de los 30 del siglo pasado. En ese entonces, Peñaflor era prácticamente un balneario aristocrático, al que venían a refugiarse personas que escapaban del bullicio de la cuidad. Gracias al entorno natural que creaba el estero Aguas Frías (y el Mapocho y las napas subterráneas), aquí llegaron a instalarse quintas de recreo y se organizaban actividades sociales. “Esas mismas familias tiempo después donaron estas tierras para que la comunidad pudiera disfrutar de la belleza del lugar”, dice el alcalde, quien recuerda que, lamentablemente, hacia los años 80 y 90 del siglo pasado, este sector quedó bastante abandonado. “Un antiguo gobierno municipal decidió recuperar el parque, al reconocerlo como un valioso espacio natural a orillas del río Mapocho que desde siempre ha sido parte de la comuna de Peñaflor”, dice Rodrigo, y repasa los diversos avances que se han ido implementando en este lugar. “Ahora tenemos proyectos de conservación, queremos construir canchas de skate, para patinaje y un polideportivo…  Pero eso ya queda en el futuro”, dice.

Dato extra. Solo abren de jueves a domingo. Y en verano, se recomienda venir bien tarde o muy temprano, para resguardarse del sol.